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Las probabilidades de perder a un amigo

Nunca se debe tomar como probabilidad algo perdido, ni llamar juego de azar a los dados que decidiste lanzar en el tablero. Lamentarse sí, pero lejos de perder un juego, perder a un amigo, o más bien un buen y gran amigo, es sin duda algo, que si bien, puedes vivir con ello, pero deseando haberlo evitado. 

Perder a un amigo es irónicamente una carga, pues no hay nada que pese más que lo irremediable. No hay nada que torture tanto a la conciencia como la no aceptación, y las desesperanzas de un día distinto. 

Por lo general, tener un amigo o perderlo, arrastra consigo un sinnúmero de historias de las cuales nunca pudieron ser posibles sin esa complicidad que implica un viaje, y esa aventura llena de misticismo en la que los  amigos derrotan al villano. Esa extrañeza que evoca la despedida o la renuncia de una amistad, sus aguas son los suficientemente fuertes como para alcanzar al corazón y empaparlo de melancolía, y de la maldición del recuerdo. 

En esa despedida no hay renuncia, y ese eterno momento en donde aún alzamos nuestra mano, [o nuestro corazón] que de espalda marcha interminablemente aquel amigo. 

Y ese dolor seguirá,  seguirá alumbrando en menor medida, y finalmente se extinguirá hasta que la conciencia, y el amor no dado, deje de latir en su fin.

-Saúl Torres 

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