El mundo está en una transición constante, nada está absolutamente quieto, incluso cuando nosotros insistimos estar en un lugar acomodado, de alguna manera el mundo sigue su curso, y el tiempo va reprochando o condenando cada paso en el margen de su suerte. Creo que lo mismo ha pasado conmigo, que he perdido la noción de tiempo, y para así decirlo, he dejado tantas cosas importantes o que para mi lo fueron en su momento. A veces esto puede jugar en negativo, terminar dándote cuenta de que estás varado delante de un dilema que nunca creíste que existía. Y lo que vendría después es una carga de dudas existenciales que te apuntan precisamente en la cara. Si fuera en el caso contrario, podría ser un punto a favor, darse cuenta justo a tiempo y tratar de enmendar ese daño, de que ese mundo que se mantiene constantemente dando vueltas sobre su eje y te ha llevado a través de su corriente, también te está dando la oportunidad para ser consiente de tus propios movimientos. Pero al mismo tiempo sientes que llevas una doble carga, la que debiste haber llevado antes y la que llevas ahora en consecuencia de la primera, parte de una responsabilidad moral.
Por eso es tan importante vivir recordando, para no olvidarnos ni ser olvidados por los que nos conocieron en algún momento, claro, al menos que eso valga la pena en ser rescatado. Porque a veces tratando de buscar otros horizontes perdemos lo esencialmente humano, y nos ocupamos del ego y ventilamos los vicios.
Y creo que uno se sentiría verdaderamente desdichado a saber los huecos que se pueden haber dejado en el camino y que en ese momento el tiempo no jugó a nuestro favor, sino que nos ha marcado con una historia imborrable y el siguiente paso solo se trataría de seguir caminando.
Ya no queda nada que hacer cuando todo está hecho, —Solo una cosa es necesaria— dijo Chesterton —: Todo. Y en ese caso volver desde cero a conocer el mundo no es una opción descartable para reencontrarse y finalmente sentarse frente a las agujas de reloj y no dejar pasar ni un solo segundo frente a nuestros ojos.
-Saúl Torres
