Han pasado más de dos años desde que me leí los cuatro amores de C.S Lewis, y aun queda en mi memoria estas líneas que aluden a una realidad. Amar nos posiciona en algún momento en una situación difícil pero por otro lado nos motiva a ser, específicamente, fuertes, a la causa que pudiera tener cualquier nombre y apellido. El que ama padece y está constantemente en una incertidumbre sobre la seguridad de lo amado y es quizás este único hecho lo que nos obliga y nos deja sin opción a la hora de reunir las fuerzas suficientes. El autor aconseja que para que nuestro corazón no sea roto, no lo diéramos a nadie, ni siquiera a un animal, y cuyo caso, seamos egoístas y que en algún momento u otro lo llenemos [nuestro corazón] de lujos, o para así decirlo, de autosuficiencia. Pero así como existe el riesgo de sufrir, tambien existen los riesgos positivos de amar, pues como decía el mismísimo Ed Sheeran: «es lo único que nos hace sentir vivos», y precisamente son estas últimas declaraciones que pueden describir de manera resumida lo que es amar, que estamos justamente a tiempo para poder sentir absolutamente todo, desde el más desgraciado e insondable sentimiento, hasta la adrenalina que nos hace tocar con las yemas de los dedos el cielo. El que se niega rotundamente a amar entonces no sufrirá en absoluto, pero tambien se niega a las probabilidades del deleite, una clase de emprendimiento que compete a nuestra raza. Aun así los seres humanos estamos plenamente consciente de lo que implica amar, — ya como experimentados en el dolor o en ambas cosas—y mucho antes de nada, prevé en algún momento que estas situaciones, que para nada dejan de ser casuales, ocurran y de alguna manera puedan traer a nuestras mentes algún pensamiento de inseguridad antes de sufrir lo insufrible.
«Amar en absoluto es ser vulnerable. Ama cualquier cosa, y ciertamente tu corazón se retorcerá y posiblemente se romperá. Si quieres asegurarte de mantenerlo intacto, no debes darle tu corazón a nadie, ni siquiera a un animal. Envuélvelo cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos; evita todos los enredos; enciérralo seguro en un cofre, o en un ataúd de tu egoísmo. Pero dentro de ese ataúd -seguro, oscuro, inmóvil, sin aire- cambiará. Ya no se romperá. Se volverá irrompible, impenetrable, irredimible. La alternativa a la tragedia, o al menos el riesgo de la tragedia, es la condenación. El único lugar fuera del cielo en el que puedes estar perfectamente seguro de todos los peligros y preocupaciones del amor es el infierno».
Los Cuatro Amores, C.S Lewis
-Saúl Torres