A veces me he preguntado si mis contrarios temen más a mi silencio que a mis palabras. ¿Tantas solicitudes de amistad solo para saber qué estoy haciendo? ¿Qué planeo ahora? ¿Qué cosas pueden señalar para decir que soy un fracasado? Pues bien, para dar una respuesta corta: nada.
No estoy haciendo nada, porque ya no me creo un héroe. Siempre he sido un mal villano: encerrado por culpa de mis propias ideas, que el mundo aún no cree si las merece. Porque nadie puede atreverse a ser más justo que los justos (consecuencia de un mundo que está reiniciando).
El resultado de esto podría haber sido una decisión equivocada. ¿Estoy a tiempo de salir por la puerta de atrás? Qué difícil se hace a veces sacrificar la conciencia; no se puede ignorar el lugar donde hubo algo.
¿En qué parte del destino me encuentro? Aún lo estoy descubriendo y espero que no tarde mucho, porque se me acaban los sueños, sobre todo los grandes.
No hay tiempo de soñar: es lo que más me ha dolido, entender que la vida es, y que nadie ha podido enorgullecerse desde la tumba.
S.T.